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Envejecimiento, Sueño y Memoria

Envejecimiento normal

   A medida en que vamos envejeciendo hay una caída normal en nuestras funciones ejecutivas, fluencia verbal y en la atención. Por otro lado, la estructura del sueño también se modifica. Se reduce el tiempo transcurrido en sueño profundo así como de sueño de movimientos oculares rápidos (MOR) y a su vez aumenta en la fragmentación del sueño. Una de las funciones principales del sueño está ligada a la limpieza del cerebro de radicales libres así como de proteínas aberrantes, como la proteína Beta-Amiloide, un precursor de la enfermedad de Alzheimer. Otro rol fundamental del sueño está relacionada con la consolidación y modificación de memorias. El sueño favorece la consolidación off-line y mejora de memorias recientes. La hipótesis de la consolidación activa de la memoria durante el sueño postula que el Sueño de Ondas Lentas (SOL, fase 3 y 4) las nuevas memorias declarativas se reactivan, transfiriéndose la nueva información desde el hipocampo y hacia la corteza y redistribuyéndose en circuitos córtico-corticales. La misma sugiere que las ondas lentas corticales (0.5-1Hz) orquestan la comunicación cortico-hipocampal sincronizando su actividad con los husos de sueño rápidos talámicos (12-15Hz) y las ondas rápidas del hipocampo (80-100Hz en humanos) favoreciendo la transferencia de información desde el hipocampo a la corteza. Recientemente, se ha encontrado que el acoplamiento entre estas señales se perjudica como consecuencia del envejecimiento normal, encontrándose perjudicada la interacción temporal entre las ondas lentas y los husos de sueño en adultos mayores sanos.

    Todos vamos a envejecer algún día, es parte de los procesos biológicos involucrados con la vida. Por ello es fundamental conocer todos los cambios que naturalmente van a ocurrirnos, así podemos prepararnos desde temprano en nuestra vida para llegar a envejecer saludablemente. Uno de los aspectos fundamentales para que esto ocurra es dormir bien. Mantener una buena higiene de sueño a lo largo de nuestra vida es altamente recomendado para envejecer saludablemente. Los estudios epidemiológicos encuentran una mayor frecuencia de deterioro cognitivo en los individuos que sufren una privación crónica de sueño, ya sea voluntaria o debido a una patología. Dormir mal duplica el riesgo de sufrir demencia de cualquier tipo. Mantener una buena higiene de sueño es económico y fácil de lograr. Los puntos principales incluyen: Establecer un horario regular para irse a dormir y despertarse, que las siestas no exceden los 30 minutos (salvo los días que uno sabe que va a dormir muy poco por la noche debido a trabajo nocturno, un fiesta, etc.). No usar el celular antes de ir a dormir (o utilizarlo con aplicaciones de filtro de luz azul), evitar el televisor antes de ir a dormir, hacer ejercicio pero evitar hacer actividad aeróbica exigente cerca de la hora de dormir, no consumir café, alcohol ni fumar horas antes de ir a dormir. Cada persona debería dormir lo que su organismo necesita y en el momento de la noche en que necesita dormir.

 

Deterioro cognitivo Leve

  Como ha sido mencionado, en el envejecimiento normal, se pueden encontrar cambios en el funcionamiento cognitivo. No obstante, en ocasiones, existe una queja subjetiva de la persona con respecto a su desempeño habitual, en la cual deterioro excede dichos dominios, encontrándose un declive en una o más funciones según lo esperable para la edad y el nivel educativo del sujeto. En éstos casos, puede deberse a un posible deterioro cognitivo leve (DCL). Es importante destacar, que éste declive en las funciones, no debe afectar sus actividades de la vida diaria, o su desempeño laboral, social o profesional para considerarse como tal.

Éste deterioro, si bien no siempre se asocia de forma unívoca con el progreso a demencia, en muchos casos, puede ser un precursor de la misma. Existe evidencia en torno a que los pacientes con déficits en la memoria, sobre todo en memoria episódica, generalmente se asocian con el progreso a Enfermedad de Alzheimer.

 

¿Qué es la Demencia tipo Alzheimer?

   Cuando hablamos de demencia, nos referimos a un síndrome causado por el deterioro adquirido de las funciones intelectuales, respecto a un estado anterior (conocido o estimado) que interfiere ampliamente en las actividades de la vida diaria, la conducta y el pensamiento, afectando la esfera social y laboral.

   La demencia tipo Alzheimer, es una enfermedad neurodegenerativa progresiva, que se estima que afecta a 1 de cada 9 personas de 65 años, y 1 de cada 3 sujetos mayores de 85 años. Es el tipo de demencia más prevalente, según datos de la Alzheimer Disease Association. Se estima que abarca entre el 60 y 70% de los diagnósticos de demencia a nivel mundial, previéndose que en 2030 el número de personas con demencia alcance los 82 millones a nivel mundial.

Se caracteriza por un comienzo gradual y de deterioro progresivo, en el cual el perfil neuropsicológico característico es de tipo amnésico hipocámpico, es decir, se en su forma más común de inicio, se deteriora en primer lugar la memoria episódica. Éste deterioro se generaliza con el paso del tiempo a otros dominios cognitivos, como ser las funciones ejecutivas, atención, habilidades viso constructivas y el lenguaje. El deterioro en las funciones que presenta el sujeto interfiere en las actividades de su vida diaria, y en la esfera laboral, social y profesional del individuo, afectando negativamente su independencia y calidad de vida.

Actualmente, además de los síntomas clínicos mencionados, se conocen dos Biomarcadores que correlacionan con el diagnóstico de la enfermedad de Alzheimer: la acumulación de placas proteína beta Amiloide y los ovillos neurofibrilares (Tau hiperfosforilada).

   La deposición de proteína Beta-Amiloide en el cerebro se considera el evento patológico inicial de la enfermedad de Alzheimer. Muchos trabajos han mostrado que la dinámica de esta proteína está influenciada por el sueño y que la privación del mismo aumenta su concentración y acelera la deposición de placas de proteínas Beta-Amiloide. Trabajos recientes muestran que la interrupción de SOL en Adultos Mayores Sanos aumenta los niveles de proteína Beta-Amiloide en líquido cefalorraquídeo y la mala calidad de sueño luego de varios días aumenta a su vez la proteína tau. Los trabajos emergentes sugieren que el sueño tiene un rol fundamental en la progresión de la enfermedad de Alzheimer. Así, el SOL, que a nivel global muestra una actividad sináptica mínima, sería la fase de sueño encargada de la limpieza de metabolitos neuronales, proponiéndose a esta fase como clave en la regulación de los niveles de la proteína Beta-Amiloide.

  Tomando en cuenta todos éstos datos, en nuestro laboratorio nos enfocamos en estudiar los mecanismos implicados en la consolidación y mejoramiento de memorias en adultos mayores, durante el sueño y la vigilia. Como ha sido demostrado, el envejecimiento normal trae aparejado cambios en la arquitectura del sueño, en particular del sueño profundo, favoreciendo así el depósito de proteínas precursoras de la enfermedad de Alzheimer. Por este motivo, nuestro objetivo a largo plazo es el diseño de herramientas que produzcan la mejora en la calidad del sueño a través de la estimulación no invasiva, para de éste modo contrarrestar el deterioro en la memoria, y generar así un impacto positivo en la calidad de vida de los adultos mayores con y sin patologías asociadas.

 

 

 

 

 

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